Hace una semana os comenté que llevaba unos días lloviendo en la ciudad a la que me he trasladado por trabajo. No para de caer agua de noche y de día, así que el que más está sufriendo es mi paraguas. Le tengo mucho cariño porque fue un regalo de mi familia, así que tengo que cuidarlo bien para que me dure todo el invierno.
Y es que, con tanta lluvia, el pobre está un poco manchado. Menos mal que he recordado que mi madre me dijo una vez que lo mejor para limpiarlo era coger una esponja empapada en agua templada con un poco de amoníaco. Lo he dejado secar abierto y ha quedado perfecto.
Pero si, además, notas que ha perdido un poco de impermeabilidad, puedes aprovechar para rociarlo por dentro con una capa de laca para el pelo. Cuando se haya secado, ya puedes cerrarlo y guardarlo hasta el próximo día lluvioso. ¡Así de fácil!
C I A O ;)
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